martes, septiembre 27, 2016

¿Qué son los pecados contra el Espíritu Santo?



PREGUNTA
Pido me explique qué significa el pecado imperdonable, el pecado contra el Espíritu Santo. Muchas gracias.


RESPUESTA

 Todos los pecados tienen perdón de Dios, menos uno: el pecado contra el Espíritu Santo. “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada” (San Mateo 12, 31)

¿Cuáles son los pecados contra el Espíritu Santo?
Para una mejor comprensión del tema, conviene indicar desde luego cuáles son los pecados contra el Espíritu Santo, según el Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo (2 d.43), que Santo Tomás recoge y analiza, y antiguamente se enseñaban en las clases de catecismo (cf. F. X. Schouppe  S.J., Curso Abreviado de Religión, Bouret, México, 1906, p. 439):
Los pecados contra el Espíritu Santo son seis: 1) desesperación de la salvación; 2) presunción de salvarse sin merecimientos; 3) negar la verdad conocida como tal; 4) tener envidia o pesar de la gracia ajena; 5) obstinación en el pecado; y, 6) impenitencia final. La referida obra añade que se llaman pecados contra el Espíritu Santo “los pecados de pura malicia, que siendo directamente opuestos a la misericordia de Dios y a la gracias del Espíritu Santo, hacen muy difícil la conversión”.

Expliquemos...
 La blasfemia no es solamente con palabras, sino también y sobre todo con hechos. ¿Quién blasfema? Quien no se siente necesitado de Dios, quien no se siente pecador o se cree sin pecado, cerrarse al llamado de Dios a la conversión, endurecer el corazón a tal punto que a la persona no le interesa Dios.

Santo Tomás observa que la voluntad se inclina al mal de diversas maneras: “A veces ocurre por falta de la razón, como cuando uno peca por ignorancia; mas a veces por el impulso del apetito sensitivo, como cuando peca por pasión. Mas ninguna de estas dos cosas es pecar por pura malicia; sino que sólo peca uno por pura malicia cuando la voluntad por sí misma se mueve al mal” (I-II, q.78 a.3 c.).
Aquí está lo que define a los pecados contra el Espíritu Santo: son los que se cometen porpura malicia, no simplemente por ignorancia o pasión.
Como éste es un concepto fundamental para la comprensión de la materia, conviene desmenuzarlo.
Santo Tomás usa, en latín, la expresión certa malitia, que el padre Schouppe traduce bien por pura malicia. En efecto, el primer sentido de la palabra certa, en latín, indica aquello que está perfectamente decidido, resuelto y determinado en nuestro espíritu. Por lo tanto, el pecado cometido con certa malitia no es el pecado cometido por debilidad, ignorancia o pasión, sino el que es cometido con perfecta adhesión de la voluntad al mal que envuelve el pecado.
Tenga el lector la bondad de releer la frase de Santo Tomás citada al inicio de este tópico, para ver si le quedó claro. Añado apenas, colateralmente, que la ignorancia no siempre excusa de pecado, pues ella puede ser culposa, y en ese caso tendremos lo que Santo Tomás llama pecado por ignorancia.
Comprendida, pues, la noción de certa malitia o pura malicia, podemos mostrar cómo ella está presente en los seis pecados que el Catecismo nos presenta como pecados contra el Espíritu Santo.
La malicia de los pecados contra el Espíritu Santo



1) Desesperación de la salvación;
 2) presunción de salvarse sin merecimientos — Dice Santo Tomás: “El hombre, en efecto, se retrae de la elección del pecado por la consideración del juicio divino, que conlleva entremezcladas justicia y misericordia, y encuentra también ayuda en la esperanza que surge ante el pensamiento de la misericordia, que perdona el mal y premia el bien; esta esperanza la destruye la desesperación. El hombre encuentra también ayuda en el temor que nace de pensar que la justicia divina castiga el pecado, y ese temor desaparece por la presunción, que lleva al hombre al extremo de pensar que puede alcanzar la gloria sin méritos y el perdón sin arrepentimiento” (II-II, q.14 a.2 c.). Este rechazo de la justicia y misericordia divinas implica una pura malitia certa, pues son dos atributos divinos que nadie desconoce.
3) negar la verdad conocida como tal;
4) tener envidia o pesar de la gracia ajena — Dice Santo Tomás: “Los dones de Dios que nos retraen del pecado son dos. Uno de ellos, el conocimiento de la verdad, y contra él se señala la impugnación a la verdad conocida, hecho que sucede cuando alguien impugna la verdad de fe conocida para pecar con mayor libertad. El otro, el auxilio de la gracia interior, al que se opone la envidia de la gracia fraterna, envidiando no sólo al hermano en su persona, sino también el crecimiento de la gracia de Dios en el mundo” (loc. cit.). Posiciones de alma que, una vez más, implican evidentemente malitia certa.
5) obstinación en el pecado; y, 6) impenitencia final — Dice Santo Tomás: “Por parte del pecado, son dos las cosas que pueden retraer al hombre del mismo. Una de ellas, el desorden y la torpeza de la acción, cuya consideración suele inducir al hombre a la penitencia del pecado cometido. A ello se opone la impenitencia, no en el sentido de permanencia en el pecado hasta la muerte, [...] ya que en ese sentido no sería pecado especial, sino una circunstancia del pecado; aquí, en cambio, se entiende la impenitencia en cuanto entraña el propósito de no arrepentirse. La otra cosa que aleja al hombre del pecado es la inanidad y caducidad del bien que se busca en él, a tenor del testimonio del Apóstol: «¿Qué frutos cosechasteis de aquellas cosas que al presente os avergüenzan?» (Rom. 6, 21). Esta consideración suele inducir al hombre a no afianzar su voluntad en el pecado. Todo ello se desvanece con la obstinación, por la que reitera el hombre su propósito de aferrarse en el pecado” (loc. cit.).
Una vez explicadas las diversas formas que asumen los pecados contra el Espíritu Santo, nos faltaría mostrar en qué sentido se dice que ellos son imperdonables. Pero el espacio se acabó... y queda para el próximo mes.
Mientras tanto, pidamos a la Santísima Virgen, Madre de Misericordia, Auxilio de los cristianos y Refugio de los pecadores, que nos dé la gracia de no caer en cualquiera de esos pecados monstruosos que, como advirtió Nuestro Señor Jesucristo, son imperdonables.

Blasfemias contra la Santísima Trinidad
“Otros —explica Santo Tomás— lo entienden de otra manera, diciendo que hay pecado o blasfemia contra el Espíritu Santo cuando se peca contra el bien apropiado al Espíritu Santo, al cual se le apropia la bondad, como al Padre el poder y al Hijo la sabiduría. Según eso, dicen que hay pecado contra el Padre cuando se peca por debilidad; contra el Hijo, por ignorancia; y contra el Espíritu Santo, por pura malicia” (Suma teológica IIª-IIæ, q.14 a.1, c). El concepto de pura malicia fue  y lleva en sí un pecado cometido con perfecta adhesión de la voluntad al mal, no simplemente por ignorancia, debilidad o pasión.
Aquí ya se comienza a comprender que, en el pecado contra el Padre (por debilidad) o contra el Hijo (por ignorancia), el pecador se deja conducir más fácilmente al arrepentimiento, y de éste al pedido de perdón, mientras el pecado contra el Espíritu Santo (por malicia) lleva a la obstinación en el pecado, y por lo tanto al rechazo del perdón. ¡No es Dios que no quiere perdonar; es el pecador que no quiere arrepentirse y, consecuentemente, ser perdonado!
Los milagros espirituales también ocurren...
Santo Tomás compara el pecado contra el Espíritu Santo a una enfermedad incurable: “Sucede algo análogo a lo que se dice de una enfermedad que por su misma naturaleza es incurable, porque no hay base de recuperación, sea porque se destruye la virtud de la naturaleza, sea porque causa náuseas de la comida o de la medicina, aunque esa dolencia pueda curarla Dios. Así sucede con el pecado contra el Espíritu Santo. Se dice de él que es irremisible por su naturaleza, en cuanto que excluye lo que causa la remisión del pecado [esto es, el arrepentimiento y el pedido de perdón]. No queda, sin embargo, cerrado del todo el camino del perdón y de la salud a la omnipotencia y misericordia de Dios, la cual, como por milagro, sana a veces [aliquando] espiritualmente a esos impenitentes” (Suma teológica IIª-IIæ, q.14 a.3, c.).
Así, Dios manifiesta su omnipotencia misericordiosa, convirtiendo al pecador como que a rebeldía de la obstinación de éste... Pero Santo Tomás observa que eso se da apenas a veces, para mostrar cuán raramente ocurre; como raros son también los milagros de carácter físico. En general, prevalece la tesis de la irremisibilidad de los pecados contra el Espíritu Santo, según el texto de San Mateo citado al inicio.
De ese modo, la aparente contradicción se resuelve.
¡La Antigüedad pagana ya versaba sobre estos temas!
Alguien podría pensar que tales puntos de la más genuina teología católica eran desconocidos por los filósofos de la Antigüedad. No obstante, en más de un punto se ve que Dios fue preparando los pueblos paganos para la aceptación del cristianismo.



Ahora bien, el mensaje que la Santísima Virgen fue portadora en Fátima, en 1917, era precisamente una alerta para esa pérdida de la noción de pecado, con la advertencia de que, si los hombres no se enmendasen, grandes castigos se abatirían sobre la humanidad.
Nadie osará decir que, de entonces para acá, la situación mejoró. ¡Todo lo contrario! Pero no es propio de la Providencia desalentar a los hombres en ninguna circunstancia. Por eso, sobre las nubes tenebrosas que se ciernen sobre el mundo, brilla una luz más brillante que el Sol: la promesa de Nuestra Señora de que, después de convulsiones de porte universal, ¡habrá un gran retorno de la humanidad a las vías sagradas de la civilización cristiana y la instauración del Reino del Inmaculado Corazón de María! La humanidad entonará un gran himno de alabanza al divino Espíritu Santo, que sofocará el rugido, ya entonces evanescente, de las actuales blasfemias contra el mismo Espíritu Santo. Así lo esperamos. Así sea.   
http://www.fatima.pe/articulo-530-que-son-los-pecados-contra-el-espiritu-santo

 https://www.youtube.com/watch?v=jNdhwLK2DkI



miércoles, septiembre 21, 2016

Sois ciudadanos del pueblo de Dios


Ef 2, 19-22 "Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios por el Espíritu".

Los protestantes no estan sobre el cimento de los apóstoles, al negar al Papa la supremacía de la Iglesia de Cristo y mucho menos los profetas que hablaron de la llegada del Mesías que es Jesús, el Hijo de Dios vivo. Por lo tanto pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios son los católicos que están edificados sobre el cimiento de los apóstoles. 

En la medida que se destorciona la idea de Jesús, también estan quedando fuera de la familia de Dios y fuera del templo en el que Jesús es piedra angular, y en este punto me refiero a los monofisistas. Jesucristo es verdadero Dios con toda la trascendencia que esto supone y Jesucristo es verdadero hombre con toda la inmanencia que esto supone, por ello es piedra angular. 

Cada nuevo bautizado se incorpora en este templo en el que cada uno es "piedra viva" como dice Pedro.
  1 Pedro 2, 5 "también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo".

Lucas 13, 28 "Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros echados fuera".

Esforzate por tener la "Permanencia en Cristo" porque fuera de Él hay tiniebras y rechinar de dientes.
Juan 15, 8-10 "En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor".