Kýrie
eléison: Dios nuestro, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso,
Tú que has hecho todo y que todo lo transformaste con tu sola voluntad; Tú que
en Babilonia has transformado en rocío la llama del horno siete veces más ardiente
y has salvado a tus tres niños santos; Tú que eres el médico de nuestras almas;
te pedimos y te invocamos; inutiliza, echa y pon en fuga a cada potencia
diabólica, a cada presencia y maquinación satánica, y a cada influencia maligna
y a cada maléfico o mal de ojo de personas maléficas y malvadas que obran en tu
siervo (N.N.) y haz que, en lugar de
la envidia y del maléfico, obtenga abundancia de bienes, fuerza, éxito y
caridad. Tú, Señor que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus
brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y visitar ésta imagen tuya,
mandando sobre ella al Ángel de la paz, fuerte y protector del alma y del
cuerpo, que mantendrá alejada y echará a cualquier fuerza malvada, a todo envenenamiento
y hechicería de personas corruptas y envidiosas; de manera que, bajo tu amparo,
tu suplicante protegido te cante con gratitud:
“El Señor es mi socorro y no temeré lo
que pueda hacerme el hombre”; más aún: ”No tendré temor del mal porque Tú estás conmigo, Tú eres mi Dios, mi
fuerza, mi Señor poderoso, Señor de la paz, Padre de los siglos futuros”.
Sí,
Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y salva a tu siervo (N.N.) de todo daño o amenaza procedente
de maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión
de la más que bendita, gloriosa Señora, la Madre de Dios y siempre Virgen
María, de los resplandecientes Arcángeles y de todos tus santos. Amén.
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