lunes, marzo 31, 2014

Diez referencias de la Eucaristía




1.- Concilio Vaticano II:
"Es el don más grande que el Señor ha ofrecido a su Esposa, la Iglesia permanente... Es compendio de las palabras, vida y obra de Jesús, ofrecida al Padre por nosotros... Es gloria de su Cuerpo Resucitado.... Es fuente, centro y culmen de la vida cristiana".
2.- Beato Juan XXIII:
"La Eucaristía, infundiendo en el corazón del hombre una nueva energía -el amor sobrenatural-, refuerza, encauza y purifica el afecto humano, haciéndolo más sólido y más auténtico. Cuando tiene a Dios en su pecho, todo el hombre queda armonizado en sí mismo... En el sacramento divino, el Señor está sumido en el silencio para escucharnos".
3.- Papa Juan Pablo II:
"La Eucaristía es misterio de fe, prenda de esperanza y fuente de caridad con Dios y entre los hombres".
4.- Santa Teresa de Jesús:
"Hele aquí compañero nuestro en el Santísimo Sacramento, que no parece fue en su mano apartarse de nosotros un momento".
6.- Santa María Micaela del Santísimo Sacramento:
"No deseo nada ni me siento apegada a nada más que a Jesús Sacramentado. Pensar que el Señor se quedó con nosotros me infunde un deseo de no separarme de El en la vida, si ser pudiera; y de que todos lo conociesen y amasen. Seamos locos de amor divino y no hay nada que temer".
7.- Santa María Bertila Boscardín:
"La fuerza del Sacramento me alcanza siempre y en todas partes para que yo me comporte con responsabilidad... Porque yo siento necesidad de estar un rato con nuestro Señor".
8.- Santa Teresita de Lisieux:
"¡Oh Jesús, Viña Sagrada!,
lo sabes, mi Rey divino,
soy un racimo dorado
que han de arrancar para ti.
Exprimida en el lagar
del oscuro sufrimiento,
yo te probaré mi amor.
Mi único gozo será
inmolarme cada día".
9.- Beato Manuel González García:
"Pido ser enterrado junto a un sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No dejadlo abandonado!"
10.- Sobre la Virgen María y la Eucaristía:
10a-"Por eso yo llamaría maná a la misma María, porque derramó sobre todos los pueblos un manjar más dulce que la miel". (San Máximo de Turín)
10b-"Por tanto, el que desee gustar de la dulzura escondida en el sacramento del altar y acercarse dignamente a este mismo sacramento, ha de disponerse invocando el nombre de la Virgen María". (San Buenaventura)
10c-"Os deseo la alegría de la Virgen que por ser humilde de corazón pudo guardar a Jesús nueve meses en su seno. ¡Qué larga comunión!" (Madre Teresa de Calcuta)

martes, marzo 25, 2014

Quiero salir de la violencia.



SALIR DE LA VIOLENCIA
Ejemplo de catequesis: 1° la situación
En una imagen que llevamos tenemos tres cuadros, en el primer cuadro tenemos un círculo vicioso que va desde la ofensa a la violencia, ésta a su vez provoca la ofensa del otro y la consiguiente violencia de otro.  En el segundo cuadro sufrimos la ofensa y ésta causa dolor pero no dejamos que nos arrastre la ira y por lo tanto no desarrollamos la violencia, en el tercer cuadro soportamos el dolor que causa la ofensa.
¿Ahora por qué soportamos el dolor y no procedemos violentamente?
Tenemos que desarrollar un compromiso con nosotros mismos y con los demás para no dejarnos conducir por la violencia y tampoco aceptar la violencia.
¿Qué fuerza suficientemente poderosa hará que soportemos el dolor que nos produce la ofensa del otro? O ¿qué compromiso será capaz de no responder violentamente a cualquier ofensa?
Yo le propongo tener un encuentro con Jesús, el Hijo de Dios que se hizo hombre para salvar al Hombre. Jesús le muestra a los hombres y mujeres como debe conducirse para agradar a Dios y obtener lo que quiere.
La violencia deshumaniza al hombre para convertirlo en un ser que no tiene dominio de sí mismo, sino que se conduce desenfrenadamente
El que soporta pacientemente y perdona la ofensa por el compromiso con el Señor se humaniza y se hace obediente a la Voluntad del “Padre que está en los Cielos”. Y esto es “permanecer en el amor de Jesús” (Juan 15, 7)
Éste vivir el Evangelio, hacerlo carne en nosotros, nos conducirá a ser abanderados de la Vida y de la Paz, no por nuestro sólo deseo humano, sino que Jesús nos estará enviando el Espíritu Santo que viene en nuestra ayuda porque le hemos dicho a Dios.
“Ven Espíritu Santo,
Y llena los corazones de tus fieles,
Enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía Señor tu espíritu,
Y renovarás la faz de la Tierra”. Amén
 2° La Palabra viene a iluminar la situación
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.
2 Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.
3 Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios.
4 Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria.
5 Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría.
6 Estas cosas provocan la ira de Dios.
7 Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente.
8 Pero ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias y las conversaciones groseras.
9 Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras
10 y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador.(Colosenses 3, 2ss)

 3° El compromiso (puesta en acción para construir la paz)
El catecumenado tendrá que producir frutos de Paz en la próxima semana para que el catequista considere que ha comprendido el valor de seguir a Cristo.

La presente catequesis puede estar destinada a jóvenes o adultos

domingo, marzo 23, 2014

Misterio de la Iglesia y sus sacramentos




1.               El Misterio de la Iglesia y sus sacramentos: la Iglesia es la comunión más íntima y real de los hombres con el Hombre- Dios, tal como se expresa ésta del modo más real y perfecto en la Eucaristía. Si Cristo mora de una manera tan admirable en el seno de la Iglesia, a fin de unirse en un solo cuerpo con todos los miembros de la misma, entonces la unidad en que los une evidentemente es tan sublime y misteriosa, que nunca podrá concebir la razón humana.
2.              Misterio de la Encarnación del Hijo se prolonga infinitamente en los hijos adoptivos de Dios por medio del Bautismo y los demás Sacramentos, de modo tal que un discípulo y misionero de Jesús es cristo en la tierra por gracia de Dios y unción del Espíritu Santo.
3.              El misterio de la Iglesia en la comunión de todos sus miembros con Cristo, su cabeza: El hombre por la fe en la dignidad y fuerza de su Cabeza, ha de tender hacia ésta, y recibir también en sí la firma, la imagen impresa de su Cabeza, a fin de pertenecer en un sentido estricto a su cuerpo por el Bautismo, a fin de ser miembro sensible a la influencia de la Cabeza y que ésta está en unión orgánica con la misma.
4.              El misterio de la Iglesia en la comunión de todos sus miembros con Cristo, su esposo: Mediante la Encarnación Cristo asumió nuestra propia naturaleza, a fin de desposarse en ésta con nosotros. Los Santos Padres presentan ya la Encarnación misma como un desposorio con el linaje humano, por cuanto en ella se contiene virtualmente todo lo que conduce a la unión completa del Hijo de Dios con los hombres. El hombre ha de unirse en la fe con su esposo divino, y éste quiere sellar, como con un anillo nupcial, su alianza con el hombre en el bautismo. Y ambas cosas se hacen tan sólo para fundir en la Eucaristía al hombre y al Hombre-Dios mediante una comunión real en una sola carne y en una sola sangre. Mt 19, 5-6; Mc 10, 8; I Co 6, 16; Ef. 5, 29-32
5.          El misterio de la Iglesia en su maternidad: No significa tan sólo que la Iglesia se comporta con sus miembros como una madre tierna, que cuida, alimenta, instruye y educa como hijos. La maternidad sobrenatural es el misterio central de la Iglesia en su calidad de sociedad orgánicamente formada. Toda la actividad del sacerdocio en la Iglesia se encamina a formar a Cristo en sus miembros, a unirlos con Cristo, haciéndolos conformes a Él y educarlos para que alcancen la medida de la edad madura de Cristo; y por la revelación con este fin adquiere esta actividad-en un grado mayor o menor- un significado más elevado, sobrenatural en todos los respectos (Ef. 1, 4; 3, 14-19; 4, 10-16.)
6.          El misterio de la Glorificación ya se manifiesta en nosotros en forma potencial porque Cristo nos hace una nueva creatura por su gracia, fuerza divina y dignidad de Glorificado. Esto nos capacita para entrar a la Jerusalén Celestial, a no ser que lo rechacemos deliberadamente. La potencialidad de nuestra glorificación depende en gran medida de la Vida Sacramental y el combate espiritual contra el demonio.
7.          Los sacramentos consecratorios mediante ellos somos consagrados para una misión sobrenatural y venimos a ocupar en el cuerpo místico de Cristo una posición especial, permanente.
·       Mediante el bautismo somos admitidos en el cuerpo místico de Cristo, por lo tanto consagrados como miembros de Cristo; por el bautismo entramos a participar de su vida sobrenatural; en el bautismo nacemos como hijos de Dios, pero al mismo tiempo venimos destinados y obligados a glorificar de un modo sobrenatural, como miembros de Cristo y juntamente con él, a su Padre celestial.
·       Para que seamos hijos de Dios y miembros robustos, enérgicos de Cristo, se añade al bautismo, a modo de complemento, la confirmación que nos une más íntima y firmemente con Cristo, nos da una consagración todavía más alta, y logra también de esta manera que de Cristo se nos irradie más pletóricamente la gracia sobrenatural.
·       Hay miembros que representan el puesto y la actividad de la Cabeza en la Iglesia, miembros que, juntamente con Cristo y haciendo sus veces, se presenten como mediadores sobrenaturales entre Dios y los hombres; estos miembros deben estar unidos de un modo especial con Cristo, recibir una consagración especial, y mediante ésta unión y ésta consagración participar de un modo eminente de la gracia sobrenatural. Esto ocurre mediante el sacramento del Orden; es la consagración “por excelencia”, por que confiere la función más elevada y santa, que pueda haber sobre la tierra.
·       Aquellas personas que, en calidad de miembros de Cristo se unen para engendrar nuevos miembros, tienen una posición especial, sobrenatural en el cuerpo de Cristo por medio del matrimonio entre cristianos tiene un modo esencial estar abierto a la vida
http://www.mercaba.org/DicEC/S/scheeben_matthias_joseph.htm